CARGA REAL VS CARGA PROGRAMADA

No sabemos lo que entrenamos

¿Qué mes es tu favorito?

¿Mayo te gusta?

¿Y cuál es el peor o el que menos te gusta?

En mi caso, el mes de octubre es el mejor, creo que ya lo dije en una anterior newsletter. Me suelo repetir como el buen ajo.

Hablando de ajos, tengo un amigo aquí en Tokio que a parte de dedicarse a los monólogos de humor, vende ajos negros. Los cultiva él mismo, los envuelve con un packaging bonito y los vende en sus actuaciones.

Se viste de Ajoman, y aprovecha el momento para venderlos. Es un crack. 

A lo que íbamos, que me voy por las ramas.

Octubre es mi favorito, por la temperatura, cumpleaños, y porque me gusta y listo.

Y el que menos me gusta o me apasiona sería julio y agosto. Más que nada por el calor y la humedad. Se me hace imposible vivir con ese bochorno.

Por lo tanto cuando entramos en el mes de mayo, me empiezan a entrar las dudas de cómo lo pasaré este año.

Otra opción sería irse a Hokkaido, al norte de Japón, donde dicen que hace una temperatura ideal.

Veremos a ver qué tal… Porque a veces planeas unas cosas y terminan sucediendo otras.  

Igual resulta y este año en Tokio refresca, … 

Como ves, en la vida muchas veces las cosas que se planean terminan por no cumplirse. Incluso cuando se han repetido a lo largo de mucho tiempo pero llega un día en el que todo cambia.

Y si hablamos dentro del mundo del entrenamiento, aquí también sucede.

La tarea de un entrenador cuando empieza una temporada, es analizar el estado actual del deportista, el cual debería estar desentrenado y con ganas de empezar. 

Suponemos que conoce la disciplina deportiva de competición y que solo hay que planificar una nueva temporada.

Es aquí cuando empieza el trabajo que a mí personalmente menos me gusta.

Diseñar toda la temporada, en base a la teoría del entrenamiento y a la experiencia de temporadas anteriores.

Se realiza una periodización con los respectivos mesociclos, microciclos y las sesiones un poco por encima. 

Tanto de la parte de resistencia como de la fuerza, específica o no.

Pues bien, una vez terminado este trabajo laborioso que bien puede durar días o semanas. Te das cuenta de que no ha servido para nada y hay que tirarlo a la basura.

El deportista no responde como se esperaba.

¡Pero si llevamos haciendo esto cinco años y siempre nos ha funcionado!

Especialmente por eso, si te ha funcionado durante mucho tiempo, estás más cerca de que deje de funcionar. Y más si te ha dado buen rendimiento.

Si no fíjate, los deportistas que lo petan en el año preolímpico, suelen no tener mejores resultados en los Juegos. 

Puede que las cargas del periodo anterior fueran demasiado altas, que no se descansara lo suficiente, o simplemente que el deportista va cumpliendo años, está cercano a su máximo potencial de rendimiento y las posibilidades de adaptación y mejora se reducen. Es decir, no nos queda mucho margen para seguir mejorando.

Por eso decimos que la ciencia del entrenamiento no es exacta y me atrevería a decir que todavía no sabemos cómo y qué entrenamos.

Si tenemos claro esto, podemos afirmar que cada día habría que hacer una planificación nueva. Puesto que el sujeto cada día tendrá una predisposición diferente.

Y la carga que hayamos planteado meses antes o incluso días antes, será diferente a la que el deportista perciba cuando realice el entrenamiento.

Es decir, si esta semana me gustaría aplicar una carga de 5 sobre 10 (lo estoy simplificando bastante) y mi deportista al final percibe un 7. Será porque el entrenamiento no se ha programado correctamente.

La carga programada (5 sobre 10) no ha sido la misma que la carga real (la que el sujeto percibe).

El entrenamiento ha sido demasiado estímulo para su organismo. 

En este caso lo ideal habría sido planificar una carga inferior, en volumen o intensidad, o en ambas cosas. Y así conseguir que el deportista siga mejorando o manteniendo el nivel de forma pero nunca con una respuesta negativa.

Es por eso, que muchas veces no hay que ceñirse al plan, si no saber interpretar las sensaciones o mejor dicho, lo que te está diciendo tu organismo.

Esto se consigue con la experiencia y por hacer siempre un entrenamiento consciente. 

Consciente de lo que se está haciendo y si no se están cumpliendo los objetivos del entrenamiento, modificar el entrene o descansar. 

Has escuchado bien, descansar. 

Comenté en un anterior vídeo en mi canal de Youtube que si la gran mayoría de deportistas entrenaran con menor carga de lo que suelen hacer, rendirían más. 

Me reafirmo en lo que dije.

No hay cosa peor que caer en el estancamiento y menos aún, en el sobre entrenamiento.

Y aquí lo mejor, es descansar durante un largo periodo de tiempo, es decir, durante varios meses.

Y como a nadie le gusta parar durante tanto tiempo, más vale descansar a tiempo.

Espero que te haya gustado la newsletter, y próximamente te explicaré cómo adaptar la sesión a las condiciones reales cada día.

Un saludo, tu entrenador, Haruki.

Reply

or to participate.