Dudé Como este Ciclista Seguía Vivo

Hoy quiero contarte la historia de un ciclista que entrenaba siempre a tope.

Entro a mi programa IKIGAI con muchas ganas.

(Que si no sabes cuál es este programa top que haces de forma autónoma, te lo dejo por aquí)

Y este ciclista, el día de la entrevista inicial, me dice:

“Me gusta entrenar incluso con fatiga acumulada”

Mi cabeza explotó 🤯

Cuando analicé sus entrenamientos, la verdad, era de alabar que todavía siguiera vivo… O mejor dicho, motivado.

¿Por qué? Porque así no se puede sostener un entrenamiento a largo plazo.

Le modifiqué todo el entrenamiento y le avisé desde el principio:

"Notarás una bajada de rendimiento, pero luego subirás más arriba que nunca."

Y así fue.

Las primeras cuatro semanas estaba algo dubitativo. 

Se sentía menos explosivo, porque su nivel de activación estaba bajando, pero era necesario: había que reducir la fatiga crónica que arrastraba desde hacía tiempo.

A las cinco semanas, empezó a notar cambios

Tenía mucho gas, recuperaba rápido y, lo mejor, tenía más ganas de salir a rodar que nunca.

Si te digo la verdad, solo hice una cosa: eliminé los entrenamientos de alta intensidad excesivos.

Solo uno a la semana y el resto eran salidas rodando en bici con algunas series de potencia neuromuscular, cortas y efectivas sin generar fatiga metabólica.

El resultado fue:

Mejora del rendimiento físico y, lo más importante, mejora de su salud.

Porque aunque a veces no le demos la importancia que merece, cuidar la salud es la base de cualquier progreso deportivo.

Este caso me recuerda algo fundamental que siempre digo.

“Más duro no siempre es mejor”

Sostener entrenamientos extremos puede quemarte física y mentalmente.

A veces, bajar la intensidad es lo que te permite subir de verdad.