ENTRENAMIENTO CONCURRENTE

Te puede servir

Muy buenas, hoy vamos a hablar de un caso práctico, ¿te parece?

Vamos a suponer que estás preparando una competición de carrera a pie, natación o ciclismo. Además, eres uno de esos deportistas que me hacen caso y trabajan la fuerza para mejorar su rendimiento y prevenir lesiones.


Entonces vamos bien, amigo.

En el siguiente mesociclo (que suele durar 4 semanas), tienes que aumentar el volumen de entrenamiento en carrera, piscina o carretera.

Todo esto, como no, combinado con el entrenamiento en el gimnasio, además de tu trabajo y tu vida social y familiar. Por lo tanto, te ves obligado a doblar entrenamientos los días que entrenas fuerza.

En este caso, tenemos que saber cómo podemos organizarlos para sacar el mayor partido a ambas disciplinas: la resistencia y la fuerza en el gimnasio.

Acostumbras a escuchar al cuñado de turno de tu club, quien siempre te dice que es mejor hacer fuerza y, seguido, correr para que haya una supertransferencia de la fuerza de las sentadillas a la zancada en el asfalto, la pedalada en la bici…

Tú, como buen amigo y obediente, le haces caso e intentas seguir este método durante dos semanas, pero te das cuenta de dos cosas:

  1. Cuando sales a correr nada más terminar en el gimnasio, tienes las piernas como las de John Wayne y te cuesta la vida ir al ritmo que antes llevabas a 130 ppm mientras silbabas.

  2. Al día siguiente estás hecho polvo, tienes agujetas en las piernas y solo quieres quedarte en la cama o, al menos, moverte lo menos posible.

Podría añadir una tercera cosa: te das cuenta de que tu compañero de equipo no tiene ni idea.

Entonces, lo hablas con otro compañero y te dice que esto se denomina ‘Entrenamiento concurrente’ y que hay que tener mucho cuidado al combinar disciplinas, dado que puede ser contraproducente si se hace mal.

Llegas a casa, enciendes el ordenador y te pones a buscar en YouTube eso que te han comentado.

Escribes en el buscador entrenamiento concurrente y, de repente, aparece un vídeo explicativo.

Te parece interesante y le das clic.

Empiezas a tomar notas:

  • Hay que priorizar el entrenamiento objetivo.

  • Entonces, tengo que correr primero y luego gimnasio.

  • Pero tengo que separarlos al menos 6 horas.

  • Es mejor que haya una separación de 24 horas.

  • El entrenamiento de fuerza no es el objetivo principal; es un complemento.

  • Ejercicios multiarticulares.

Te ha parecido súper interesante. Le das like al vídeo y te suscribes al canal de ese entrenador (perdón por el mensaje tan subliminal 🙏🏼😂)

Empiezas la semana siguiente con lo que has aprendido: corres por la mañana antes de ir a trabajar y, por la tarde, después de 10 horas, vas al gimnasio a entrenar fuerza como te explicaron en el vídeo.

Te vas a casa la mar de contento y sin signos de fatiga.

Al día siguiente te levantas la mar de bien y con ganas de seguir con la planificación.

Pasan las semanas y notas cómo tus piernas son más resistentes y, mejor aún, cómo te recuperas al 100 % en tan solo 24 horas.

Tu compañero de equipo (el cuñado de turno) te dice que has mejorado un montón y tú, como buena persona que eres, le cuentas el secreto y le compartes el vídeo de YouTube.

Al final de la historia, todos contentos y con las piernas como las de Roberto Carlos.

Espero que te haya gustado este maravilloso relato.

Y si tienes tiempo, dale un vistazo a mi nuevo servicio ‘A tu medida’ 😉

Nos vemos la semana que viene.

Atentamente, tu amigo intento de youtuber, Haruki.

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