No tiene estómago. Aun así, entrena todos los días más que tú.

La semana pasada hablé de un tema muy debatido y te dije que el rendimiento puede no ser saludable y qué es mejor pensar a largo plazo.

Pues bien.

Hoy te quiero hablar de mi amigo Oda, o mejor dicho Odan San.

Un amigo, a quien la actividad física le mantiene muy vivo. Le encanta.

No te imagines a un chico de mi edad.

Es un señor de 85 años que vive en una residencia donde trabajé durante un año como instructor de actividades para la tercera edad.

(Mis inicios laborales en Japón no fueron los esperados, ni nada fáciles jeje)

Vine con la idea de entrenar a deportistas de triatlón de alto rendimiento y empecé entrenando a niños en un club futbol sala y adultos mayores en una residencia.

Las vueltas que da la vida 😅

Eso sí, tengo muy buenos recuerdos de mi anterior trabajo.

Y en especial de Oda san, quien venía cada semana a la piscina para entrenar conmigo, sin importarle mis tatuajes, piercings, ni mi bajo nivel de japonés.

Solo le gustaba la manera que le planteaba las sesiones y se sentía útil, vital y fuerte.

El día que nos despedimos echó a llorar y yo me puse muy triste.

Así que le prometí que cada vez que volviera a Hiroshima le llamaría para ir a visitarle.

Y justamente, el otro día estuve allí con él y me dio otra lección de vida que igual tú también puedes aprovechar.

Oda san no tiene estómago ni partes del intestino por culpa de varios cánceres.

Eso no le impide mantener unos buenos hábitos saludables.

Cada mañana a las cinco de la mañana sale a pasear por el parque con su podómetro y anda sus 5000-6000 pasos matutinos.

Por la tarde, baja a la piscina o a la sala de fitness para realizar un segundo entrenamiento.

Y así todos los días.

Según me cuenta esto le mantiene vivo y le hace olvidar los problemas de salud que tiene y la cantidad de pruebas que le hacen todos los meses (las cuales me las cuenta riéndose, mientras a mí se me hace un nudo en el estómago)

Sé que llegará el día que Oda San no responderá a mi llamada, pero hasta que llegue ese momento seguiremos aprendiendo juntos y manteniéndonos vivos a través del movimiento diario.

Porque es una demostración de que pensar en largo plaza y disfrutar del deporte te puede hacer muy feliz, sin la necesidad de mirar el reloj todo el rato.

Y tú, ¿sigues pensando que estás demasiado cansado para entrenar hoy?

Espero que esta pequeña reflexión te haga mejorar.

Tu entrenador.
Haruki