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¿POR QUÉ COMPITES?
¿Te gusta competir?
Muy buenas desde Okinawa.
Más concretamente en Nago. Esta isla tiene mucho encanto y una cultura propia. Si vienes a Japón tienes que visitarla.
Acabo de desayunar y tengo un ratito para estar contigo.
Hoy vamos a hablar de la competición.
¿Te puedo hacer una pregunta?…
¿Te gusta competir? (¿A que te viene a la mente el spot de BMW con la famosa pregunta “¿Te gusta conducir?”?)
Bueno, han sido dos preguntas en lugar de una 🙏
Primero voy a contestar yo, si me lo permites.
Me encanta la competición. Siempre que he empezado a practicar un nuevo deporte, he terminado compitiendo.
Me mola la emoción de la competencia y los nervios del momento.
Las peores carreras eran, sin duda, las que hacía sobre la canoa. ¡Qué deporte tan duro! Distancias de 8-12 km remando con una rodilla apoyada en una embarcación donde no cabes sentado y siempre remando del mismo lado.
Agonizante, a la vez que muy emocionante. El mejor deporte que he practicado, sin duda.

Creo que la competición es necesaria, pero no obligatoria. Aunque, a decir verdad, nos pasamos la vida compitiendo en nuestro día a día.
Compites por un puesto de trabajo, por sacar buenas notas en clase, por ligarte a la chica o al chico que te gusta, por aparcar en el único espacio libre de todo el parking, por estar más fuerte que ayer… Es decir, también compites contigo mismo.
Y no hay nada malo en ello, siempre que sea una disputa sana y equilibrada.
Ahora vamos a centrarnos en cómo se interpreta la competición dentro de la programación. Es decir, dentro de la temporada.
Si nos centramos en el running, tendremos carreras objetivo o principales y luego las secundarias.
Que tengan el nombre de secundaria no quiere decir que carezcan de importancia. La tienen, pero no con el mismo grado que las objetivo.
Las principales, durante una temporada pueden ser hasta tres. No te aconsejo más, es difícil tener más de tres picos de forma. Y si crees que puedes, es porque no es tu máximo estado de forma.
Además, es importante distribuirlas bien dentro de la programación, para que haya tiempo de preparación y, sobre todo, de descanso.
Por ello, si contamos con doce meses para una temporada, sería lógico plantear una competición objetivo cada cuatro meses.
Más o menos, ¿eh? No te lo tomes al pie de la letra.
Aunque, si te soy honesto, dos picos de forma son mejor que tres.
Tienes tiempo para prepararte correctamente y recuperarte en todos los sentidos.
Mientras que las carreras secundarias nos ayudarían a ir cogiendo ritmo y a ir testando en qué punto estamos.
Por lo tanto, estas competiciones tienen muuuuucha importancia.
Hasta aquí todo claro, ¿verdad?
Ahora vamos a hablar de la problemática que me suelo encontrar.
El calendario está saturado de carreras, pero saturadísimo. Podrías competir cada semana si quisieras.
Esto hace que los deportistas empiecen a llenar la lista de la compra de carreras de 5K, 10K, 15K, media maratón…
Y a los entrenadores nos explota la cabeza.
Sobre todo cuando se inscriben y luego te avisan.
Cuando el orden tendría que ser AL REVÉS.
Es como ir al médico pasando antes por la farmacia para comprar las medicinas que a ti te dé la gana. No tiene sentido...
Pero bueno, esto es una batalla perdida.
Los grupos de motivados de WhatsApp también hacen mucho daño. Si todos se apuntan y tú no, eres un flojo y un mierda.
Pero yo te diría que eres el más sensato de todos y el que más va a rendir esta temporada y las siguientes.
Luego tenemos el problema de que, en cada competición, ya sea principal o secundaria, hay que darlo todo.
ERROR con mayúsculas.
Para explicar este punto, voy a contarte una anécdota que me pasó hace justo tres semanas.
Uno de mis deportistas quería mejorar su marca personal en media maratón.
Y para ello, planificamos una carrera objetivo, que será dentro de una semana, y otra secundaria hace eso, tres semanas.
Ideal para ver sensaciones e ir cogiendo ritmo de competición. Y como estamos a tres semanas, nos da tiempo a hacer un tapering de manual.
El problema vino porque, como casi al 80 % de la población en estas fechas, el resfriado y la gripe le estaban rodeando. Todo su círculo cercano (familia) tenía gripe.
Así que era de esperar que, tarde o temprano, le tocara el bingo.
Las sensaciones esa semana no eran muy buenas, algo normal, su cuerpo estaba luchando contra un ejército de virus y lo último que necesitaba era ponerse a correr.
Ajustamos los entrenamientos para poder sobrellevarlos de la mejor manera posible y empezamos a hablar de la estrategia de la competición.
Mis palabras fueron claras: ahora mismo no estás ni al 80 % de tu rendimiento esperado a estas alturas por lo mencionado anteriormente.
Por lo tanto, lo correcto era ir a la carrera pero tomárnosla como un entrenamiento con dorsal. Sin ir a pasear, pero tampoco ir a buscar marca. Además, no siendo la competición objetivo, tampoco tenía sentido ir a por la dichosa MMP.
No le sentó muy bien, dado que para él, cada carrera es para mejorar y buscar su mejor resultado.
A lo que me callé y le dejé que experimentara en sus propias carnes lo que yo le había comentado.
Y así sucedió.
Malas sensaciones, mal resultado y lección aprendida.
¿Conclusiones de todo esto?
Haz caso a tu entrenador, que para eso le pagas. No quieras ser el gallito del grupo siempre, y no más de dos picos de forma en una temporada.
Solo los que se centran más en el día a día y menos en los pódiums y las medallas terminan consiguiendo grandes resultados.
Atentamente, alguien que se toma muy en serio su trabajo,Haruki
Mucho más en mi canal de Youtube.
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